UN PRESENTE EXITOSO, NO SIEMPRE GARANTIZA EL FUTURO
Garantizar la sustentabilidad de las nuevas generaciones, es el gran reto del presente. Y ahora más que nunca los líderes de empresas y organizaciones tienen el reto de dirigir la formación de una cultura que le de viabilidad al mundo y a la misma sociedad. Por décadas los gurús de la administración se enfocaron aún con herramientas de planeación avanzada, en darle a las organizaciones un cauce hacia la calidad, la productividad y la rentabilidad; sin embargo, por mucho no se consideró la salud social y la sustentabilidad de la sociedad. Llegó a considerarse que la productividad y las variables asociadas a la rentabilidad en este mercado global, sería la panacea para abrir fronteras, acercar a clientes y proveedores, agilizar la manufactura, y darle efectividad a la cadena de suministros, como parte de lo que faltaría para brincar a un “mundo feliz”. Pues con toda esta “artillería” de la modernidad organizacional, los retos de las organizaciones son mayores y amenazantes. Asi lo resume Alfonso Siliceo en su libro Pasión por el Futuro.
EL ESCENARIO DEL TIEMPO ACTUAL Y VENIDERO: Desde principios del nuevo siglo XXI, un 11 de septiembre del 2001, se cayeron no solamente dos torres gemelas en Nueva York, también cayeron algunos paradigmas que por décadas marcaban las reglas del orden mundial, ahora nos damos cuenta de que:
- Los poderosos no son invulnerables,
- Los marginados no son inofensivos
- Hacer de nuestro mundo exclusiones, no nos da provenir
- El poder no solo es accesible a los que tienen recursos,
EL REZAGO SOCIAL Y EL APARENTE PRESENTE EXITOSO. Es “pan de cada día” el desatino en los estadistas para la construcción de re las relaciones internacionales e interculturales para dar equidad y armonía entre naciones y comunidades. Nos encontramos ante contrastes con gran realismo: abundancia y carencia, lucidez y confusión, aceleramiento y calma, salud y enfermedad, productividad y desempleo, rentabilidad y déficit, cultura y anarquía, tecnología y rudimentarismo, comunicación y falsificación. En el mundo empresarial encontramos una obsesividad hacia el formulismo económico y el recurso humano descuidado. Se ve a la sociedad como un mercado, y se perdió la visión como un misma comunidad, y ni siquiera ese mismo mercado se ha cuidado al expulsar a los propios consumidores de la capacidad para consumir. Un ejemplo simple: “el agricultor necesita la tierra para sobrevivir y la tierra al agricultor para que la cultive y la mantenga productiva y sana; igual el hombre necesita a la sociedad para sobrevivir y la misma sociedad necesita al hombre para que se mantenga sana”. Pero esta prueba no ha sido superada. El empresariado occidental fuera de algunos sinceros esfuerzos de filantropía de pocos, ha impuesto las reglas de la economía y han generado un éxito individual exitoso, que ha excluido a mas del sesenta por ciento de la humanidad a la marginación. Esto es literalmente un progreso en reversa, o sea un anti-progreso. Desde cualesquier punto de vista sensato, esto es totalmente irresponsable. Facundo Cabral decía que cualesquiera que acapara sin sentido mas de lo que necesita es un ratero. El sustento de crecer “a mi manera” no funcionará ni siquiera para si mismo. Los esfuerzos desmedidos de las grandes economías del mundo occidental en mirar hacia afuera se han olvidando a si mismo, vea usted como miles de afectados por un desastre natural, donde pareciera que la tecnología y los medios están aún en época cavernaria.
FUTURO HUMANO O NO HAY FUTURO. No hay alternativa, es indispensable la convivencia social, la promoción del desarrollo humano, el reparto equitativo de los recursos, la relación ganar-ganar, abrir las oportunidades de empleo, acceso a la cultura, libertad del derecho individual, es sin duda la urgencia hacia los nuevos modelos de planeación. Peter Druker contemporáneo de la administración dice que el éxito estratégico no tiene que ver con las decisiones futuras sino con el futuro de las decisiones presentes. En los ejercicios de planeación que se hacían en las décadas anteriores, las empresas solo consideraban una marcada obsesión por el beneficio en sí mismas, sin considerar el entorno, que en algunos casos solo se referenciaba, pero no se involucraba.
UNA NUEVA MISION EMPRESARIAL: Ahora necesitamos directivos que combinen un poco de directores, mucho de liderazgo, mucho de valores y algo de filosofía. Que no sea solo acaparar nichos de mercado, que integren a su marco estratégico del negocio, elementos como “salud social” y “futuro sustentable”. Tenemos ya bastante con amenazas ecológicas por nuestra propia responsabilidad, desastres naturales como consecuencia de un sistema vivo que responde igualmente, dramas monstruosos como la inseguridad, desaciertos de gobierno y un resquebrajamiento del seno familiar, como para dejar a un lado la responsabilidad social. Gandhi nos dejó esta reflexión que vale la pena la mantenga siempre presente: “En el mundo hay suficiente para todos, pero no para satisfacer la codicia de todos”, y a usted empresario, directivo, líder representante de algún grupo, hasta jefe de una familia, ya sea por filantropía o por interés personal, más le vale que haga algo por ese presente más equilibrado socialmente, pues lo que se siembra eso cosecharemos, al final lo estaremos celebrando o lamentando.
